Te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño.
Te contemplo como a rocío en el espectro.
Mas tú padeces en cada minucioso concierto.
Te compenetras con el insustancial reflejo
De mi cielo en tus sueños.
Y, deambulando impenetrable, aciertas en estos recesos.
Escabúllete entre mis bostezos
Y buscar burlar
A la ceguera ocasional.
Te creo en el cuerpo indeciso del viento.
Mas, tú arrasas con el claro.
Acomoda tus encantos,
Que yo te alumbro a mi paso.
Pero sé puro y sereno,
Si yo te inmortalizo con mi llanto.
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