Sessizlik





"Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio: no lo digas."





Gris

Porque cuando estoy en las sombras
es complicado escuchar voces melancólicas.
Porque cuando estoy en las sombras
me ato al mástil de tu barco en la lona.
Y es difícil mirar hacia adentro,
porque continuamente me carcomen mis sueños.
Y es difícil hablar desde adentro,
porque los huestes disparan y aguardan atentos.

Ignorancia a mis enemigos.
Dulzores solo en vestigios.

Enmudecida después de ti.
Hoy. Hace años. Desde que nací.

Porque cuando estoy en las sombras
no busco personas que olvidé.
Porque cuando estoy en las sombras
le repito a tus ojos: Vida, te amé.


Después de vos... A pesar de...
Ojalá nunca lo entiendas.
(Ojalá ya ni me leas.)
Así no sientes mi dolor.
La tristeza. 
Tu desamor.


Me paro frente a un desconocido.
Olvidaste ya tu dulzura.
Soy en tus sueños un olvido.
Eres en mis ojos mi tristeza y mi ternura.






El resto es silencio.
El resto... ya está muerto.

Ücretsiz




Ser libres también significa que podemos elegir quedarnos...



... A pesar de.

Agri



Hay heridas que tardan una vida en sanar,
Y otras para las cuales una vida entera no es suficiente...






Untitled #13

Porque quería sentir,
porque buscaba encontrar
como a una moneda por la calle, la felicidad,

porque aborrecía sufrir;

Una pista triste le tatué,
y el sabor amargo de mi piel.
Dos largas mentiras nos cree,
dos caminos grandes te dejé;

Porque no quería vivirlo,
porque no buscaba olvidar;
una melodía para remar,
te dejo con el duelo atrás.

Quizás hoy todos necesitamos un poco de magia.
Quizás sin ilusión logre descansar.
Mas, te amé, idiota.
En algún momento, la muchacha de cabellos café
volverá a brillar.

Vida



Perdón.
Gracias.






Silencio...                                                           Distancia.

Tiempo

"El pasado es un prólogo."
"En un minuto hay muchos días."
"El resto es silencio." 

Paz

Mis agujas borraron ya la tormenta de arena.
Ninguna fría y eterna noche logró helar mi esencia.
Y mis ojos se abrieron cuando por fin se alejó esa estela.

Sinceridad, jamás te odié;
Ni a tu presente, ni a tu creer.
Te dejé guardada en el cajón.
Con los restos de lo que nunca solí ser.

Mas ningún sueño aquí cesó.
No emprendí metamorfosis,
No dejé de ser yo.

Despertó el cielo un día,
Escaseando sed y esperanzas,
Me cruzó con tu sonrisa
Y le devolviste su calma.

No pretendo mariposas,
No necesitas cambiar.

Lee como yo estas líneas.
Y que si algo sale mal,
Compondremos lo que haga falta,
Pues, te amo con profundidad.

Dönerim

Mi oro azul, sangre gris y cielo invisible.
Todo me remite al mismo círculo.

Anormal

Claman por ti las recónditas piezas azules de mi espectro.
En este rincón de mi habitación siento como esa nada gris se burla frente a mis ojos.
Aquello que aún permanece intacto. Lo puro, pasivo y blanco.
El oxígeno que se me escapa de mis pulmones y no recupero.
El veneno que recorre y corroe mi cuerpo.
La mala predisposición a soltar y saltar que gobierna a su superior...
¿Puedo volver a nacer?

Sinceridad

Cual cause fluvial
barres impurezas indeseadas;
Y a cual restos de mar,
nutres mi alma perturbada.
Hidrata, sinceridad,
las resecas grietas de ayer,
que ilusiones vanas
quebrantaron mi ser.

Sábado

Sábado. Sábado frío y gris. Sábado opaco. Sábado trágico. Sábado de memorias felices. Sábado de recuerdos perdidos. Sábado inútil. Inútil y atolondrado. Sábado de arrepentimientos. Sábado que se inunda de tristeza con la caída del Sol. Sábado que permanece eterno ante el dolor. Sábado estúpido. Sábado vano. Sábado de lugares vacíos. Sábado de rincones oscuros. Sábado frío y gris. Sábado opaco. Sábado trágico. Sábado de decepciones. Sábado de suspiros. Sábado de desengaños, desencuentros, regaños y defunciones por momentos. Sábado teñido de universo. Insípido. Insulso. Incoloro. Inocuo. Sábado muerto. Sábado escaso. Sábado ciclotímido. Sábado ignorante. Sábado amargo. Sábado triste. Sábado inútil. Inútil. Inútil. Sábado frío y gris. Sábado opaco. Sábado trágico.

Aún

Aún puedo crearte entre líneas y dibujar tu sonrisa...

Oscuridad

Por una grieta se cuela el oscuro recuerdo que procura utilizarme una vez más como cual nido de ratas. Le oculto mis ojos y aún así logra penetrar su fragilidad. Comienza sus andadas. Irrita la retina con el primer impacto. Dulce. Suave. No es más que la tristeza de su ignorancia. Derraman memorias amargas aquello que destilaba miel. Pura. Demasiado pura. Continúa decayendo, silencio a silencio, la algarabía de nuestros labios. Esperanzadamente tiño mi sueño con la presencia de esos dos horbes color miel que quizás nunca veré. Cada camino es indistinto al siguiente, y aunque no sepa qué significa no pretendo tomar ninguno de ellos. Una niebla densa disipó ya los destellos de aquella mágica y ensoñadora relación. Definitivamente, por una grieta se cuela el recuerdo de aquello... "Aquello" que ni siquiera necesitaba nombre. Otro tumulto de hombres de gris se aproxima. Mas el tiempo hizo ya de las suyas y así continuará haciéndolo. No tengo ansias de saber qué me depara, pues si no lo es con él, yo ya no pretendo absolutamente nada.

Atemporal

Cual péndulo atrapado por agujas
que el tiempo no quiere mover,
hoy pertenezco a esta locura,
quizás mañana esté bien.

Thank you


A pesar de.

Te Quiero

Te quiero más allá del cielo, del horizonte, de los sueños, y de mi más recóndito dulzor eterno.

Te quiero a través del claro, del viento y del canto taciturno que saborea mis victorias y anhelos.

Te quiero porque ni los astros se atreven ya a negarlo. Te quiero porque sufro si no lo hago. Te quiero porque Morfeo te trajo a mí una noche de ensueños.

Te quiero porque apaciguas mis angustias y porque le ocultas a los días mis secretos.

Te quiero sin saber cómo ni dónde. Te quiero desde lo más profundo de mi alma. Te quiero desde mis momentos oníricos más bellos. Te quiero desde el majestuoso arco iris teñido de deseos.

Te quiero inmensamente. Simplemente, Te Quiero.

Seni Seviyorum



Bebe de mi cielo mi esencia;
Regocija cada despertar con mi canto;
Cubre todos tus sueños con mis labios;
Y deja que este amor llegue a su perfecta elocuencia.

Carta a un desconocido


Hoy susurro tu nombre, por única vez, al invocar el recuerdo de lo que quiso ser. Pero llamo, entre las sombras, al dulzor de tu ser, resguardando en el pasado a mi fe. Con desvelos y añoranzas viví en tu creer, mas no pretendo echarte en cara todo lo que por ti fui fiel.

Hoy vengo a decirte que rescato de tu ausencia lo más bonito que me diste: el resplandor de tu esencia. Quizás he muerto en tu recuerdo, quizás he muerto en tu vida; pero tatué en mi alma un “te quiero” y lo celebraré con alegría.

Mas los astros aquí callan porque saben mi secreto, y es que le soy fiel a la razón aunque me castigue el corazón, y quede aquí en mi mundo yaciendo.

Sólo discúlpame, vida, por robar tus ojos y usarlos de inspiración; es que su luz es hermosa, son la más dulce bendición. Están tu voz en mi retina y tu pasión en mis labios. Y conquistaste mis ventiscas, aunque aún me pierdo de a ratos.

Me enseñaste maravillas del cielo y de la vida que jamás olvidaré. Y me incitaste a mejorar cada día, cada noche, con cada tierno amanecer. Y si me siento triste es porque me enseñaste a querer. Son tus suaves melodías las que me acompañan a ser fiel a mis creencias, a mis días, a mi ser y a este crecer.

Yo elijo si morir o seguir soñando. Mas me inclino por vivir, aún con tus regaños. Tan sólo quiero agregar que lamento si alguna vez te pude dañar. Jamás tuve la intención, jamás. Y aquellas lágrimas derramadas de felicidad yo las guardo en mis sueños porque lo sentí en verdad. No sé qué vendrá de ahora en más, pero dondequiera que estemos, te miraré en el rostro de mi cielo porque ahí es donde vives, mi ángel, mi vida, mi eterno lucero.

Yasemin

Mi mirada se pierde entre aquellos majestuosos jazmines
que irradian los dulces sabores de mi utopía.
Allí están. Mutando con cada ventisca.
Y el aroma se bambolea jugando con mi rostro.
Riega, cielo mío, los capullos de todos mis sueños.
Pues, aquí los días tiñen mi piel de su amor.
Y son sus caricias aladas las que me alimentan de pasión.



Tiempo

Con el temple perdido entre los papeles grises de un maltratado cajón,
mi mirada se inundaba de un amor
saborizado a angustias.

Procurando ignorar el barranco bajo mis pies,
me sujeté de una alada criatura que pasaba por allí.

Entre los múltiples pliegues de mis sueños,
guardo el sabor de aquella voz.

Y del azul canto,
nace el camino que debo seguir.

Sueño


Te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño.
Te contemplo como a rocío en el espectro.
Mas tú padeces en cada minucioso concierto.

Te compenetras con el insustancial reflejo
De mi cielo en tus sueños.
Y, deambulando impenetrable, aciertas en estos recesos.

Escabúllete entre mis bostezos
Y buscar burlar
A la ceguera ocasional.

Te creo en el cuerpo indeciso del viento.
Mas, tú arrasas con el claro.
Acomoda tus encantos,
Que yo te alumbro a mi paso.

Pero sé puro y sereno,
Si yo te inmortalizo con mi llanto.

Si algo callé, fue porque entendí todo.

Niebla

Apenas si podía ver unos pocos metros delante y tras de mí. La helada brisa arrastraba fetidez desde lo incierto. El claro reposaba aún en lo alto cual ecléctico. Mas algunos rayos corroían mi pensamiento. Desde este lado, el viento azota con un viejo sauce al silencio oferente de nostalgias. De sus ramas caen trozos de vida, de alegría. Una colorida mariposa, de alas pequeñas pero volar alto, busca subyugar todo este gris perturbador y abominable. Realiza azarosas maniobras, pero finalmente los vientos baten sus ideales lanzándola muy, muy lejos de allí. Y en esa caída me arroja una suerte de destellos diminutos que alivian por un instante el dolor que aquejaba a mi piel, mis venas, mi claro, mis pies. Vuelve el sufrir. El exotérico y típico banco que ocupaba aquella mañana se hallaba demasiado helado como todo mi alrededor. Tomo mi anotador, mi pluma y me dispongo a grabar mis sensaciones:

Untitled #5

Ruge, a lo lejos, la esencia.
Grita, cual despechado, el viento.
Mueren, aquí y ahora, las estelas.
Y yo me inmuto con el cielo.

Hay helados picos en punta;
Grisáceos cristales venenosos.
El rojo sangre que conmuta;
Y el Insaciable aguarda nebuloso.

Grietas por doquier encarnan mi piel.
El flashback no me deja de corroer.
Mas, sólo aguardo junto a mi pluma
La llegada de otro amanecer.

A lo lejos, por la carretera muerta, se acercaba un destello que distrajo mi mirada en ese preciso momento. Una diminuta luz; un reflejo. Un sujeto era lo que allegaba. Pelilargo, de ojos vacíos y caminar extraño. Vestía un pantalón largo de tono oscuro, zapatos gastados y una chaqueta de cuero negro rasgada en los puños y en su cintura delgada. No cojeaba, no saltaba, no se apuraba. Entre parpadear y parpadear, estudiaba todos y cada uno de sus movimientos, mas no pude descifrar su andar. Claman mi atención sus manos cubiertas por oscuros guantes. No pude reparar en qué llevaba en ellas, puesto que su tamaño impedía ver qué era eso resplandeciente que ocultaban.

Ni un huracán podría disipar tan densa niebla. El cantar intermitente de mi pecho lograba dominar por completo el silencio. Mi envés experimentaba la cruda helada proveniente de mi interior. Y una desfasada alegría afloraba entre mis deseos y mi razón.

Pronto entro en cuenta que mis ojos habían soslayado la presencia de otra figura, allí, entre la niebla. Femeninamente lúgubre y sombría. Su llanto taciturno penetraba, entonces, en mis entrañas. Apretando el paso como si estuviese por perder algo, olvidó su aliento en la esquina anterior. La muchacha de cabellos café iba en busca del pelilargo de andar extraño. Él, en cuanto la vio, se detuvo como por arco reflejo. Ella se le abalanzó.

Un olor extraño llegaba hacia mí. No era la fetidez de antes, tampoco el aroma a rosas que tanto me apasionaba. Inexplicable. Distinguí, entonces, entre su agitación y llanto, una declaración de amor ciertamente en vano, puesto que el sujeto no daba a torcer el brazo. No lograba retirar mi mirada de aquellos. Sonidos extraños provenían de mi pensamiento. Mis manos temblaban quién sabe por qué e inexplicables dolores sacudían hasta mis pies. Una pujante esquizofrenia aguardaba a flor de piel.

             La contundente agonía se lucía en mi mirada. Paulatinamente, el tipo apático se iba alejando de la afligida muchacha. Gélido como el hielo, retiraba de su mejilla las dulces caricias que aquella le ofrecía. Titubeante y opaca por desdichas, vuelve a su bolso la confesión más grande que un ser puede realizar, sabiendo que en ningún otro momento podría hacerle saber lo que esa carta contenía. Pero, insistente, suplicaba su atención en un mar de lágrimas y lamentos. Infinidades de recuerdos pasaron en ese instante por la mente del extraño sujeto: besos, caricias, abrazos, sonrisas, mentiras, llantos, hasta codicia y engaños. Aprensivo, tragó esas palabras de amor que bien hubiese dicho en cualquier otro momento. Pero desconfiaba hasta de ese trozo de oscuridad bajo sus pies. Vio, entonces, cómo la muchacha de cabellos café ocultaba algo en su cartera, o se preparaba para tomarlo… El pánico lo dominó al instante y empuñó la navaja que guardaba para protegerse de los maleantes que reinaban las calles a esas horas. Cerrando los ojos, la clavó de una sola vez hasta lo más profundo de su abdomen de mujer joven. Ella cayó al piso sin poder decir nada. Él soltó el arma blanca, pretendiendo atajarla. Yo sufrí allí una descompostura impoluta en el instante en que la atravesó. Perdí el conocimiento. Tras quién-sabe-cuánto-tiempo volví a abrir mis ojos. Tendida en ese helado y gris suelo entre la niebla, veo al sujeto arrodillado junto a mí, sosteniendo mi cabeza sobre sus piernas y llorando desconsoladamente la profunda herida que había hecho en mi estómago. Ensangrentada y desanimada me dejo vencer por el dolor. –Perdóname-fue lo último que logré oír mientras cesaban mis sueños e ideales. Aquella mañana, entre niebla y pavor, fui testigo de mi propio asesinato.

Feel. Enjoy.

Y esta noche me siento inspirada para sentir...

Déjame platicar con mi cielo una vez más.
Déjame susurrarle en sus sueños con creatividad.
Déjame relatarle a sus ojos
la flor más bonita que cree con este loco...

Permíteme disfrutar. La vida puede esperar.

Desliz


A lo alto, los árboles se iluminan en un abrazo eterno,
Las más cálidas hendijas deslumbran sus cuerpos,
La transparencia inevitable hidrata los suelos,
Y la sinceridad inmutable tiñe los cerros.

Hacia un lado, soslayan las penurias del viajero,
Se disipan tempestades y vientos,
Y se escurren soledades por sueños.

Detrás, la vida se me cuela entre las ansias
Y golpea furtivamente mi alma.
Tediosos escalofríos de recuerdos
Perfeccionan fríamente estos momentos.

Hacia delante, la niebla más densa que inhala mi pecho,
Se enfrenta a un paradigma en celo;
El grisáceo pensamiento reemplaza al dulce anhelo,
Y yacen las añoranzas en un terrible desvelo.

Aquí, bajo mis pies, aguarda tristemente la pluma,
Aguardando a un no se qué que disfume la bruma,
Y que apacigüe el hielo que se está formando,
O que este pensamiento intenta estar idealizando
Ante la cruel reacción del diáfano a la pasión,
Que conspira contra mí, con esta fría concepción.

Mas, sólo me queda dirigirme hacia el otro costado,
Donde no hay grises ni blancos,
Ni pasión, ni llanto,
Ni plumas, ni desgarros.
Mas, tan sólo quisiera
Que este huraño lugar existiera.

Me


Yo soy ésa que busca la aguja en el pajar, aún sabiendo que quedó en el alfiletero...

Quiero

Quiero acobijar cada uno de tus pétalos;
Quitarte todo aquel resto de espinas;
Resguardar tu pasión con mis deseos;
Amar y contemplar esos ojos que me conquistan.

Quiero profundizar mis conocimientos sobre tus raíces;
Enriquecer la luz de tus matices;
Entallar tu mente, y liberar tu espíritu.
Te convertiste en el mayor de mis estímulos...

Quiero perpetuarte, mi rosa;
En una imagen, en una hoja.
Quiero preservarte en un poema;
Guardarte para mí, para las noches de penas...

Pero, jamás marchitarán tu ser,
Ni secarán tus anhelos de creer.
Vida, creo en ti. Cree en mí.

Edén

Bajo el plenilunio de Cupido,
El más ameno y delicioso de los suspiros.
Acompañados del claro estelar,
Oyendo a las hadas cantar.
Con el seductor roce del césped,
Animando a la noche a que prospere...
Entrelazados con Morfeo,
Aclimatando el cielo.
Saboreando la brisa,
Se asoma una sonrisa,
Y se airean sus cabellos,
Me ha robado un beso...
Y se estrece la pasión,
Con él a mi alrededor.
Huele a sensación,
Huele a perfección.
Y la tentación de lo prohibido
Retumba en nuestros oídos...
Y se consuma nuestro amor,
Con los primeros rayos de Sol.
Y caemos rendidos
Con el flechazo de Cupido.

A un lucero

Resplandece en tu órbita efusiva,
Con amor, con ternura, con una táctica evasiva...
A tu inmensidad inofensiva,
Y tu aurora perdida.
Resplandece en tu órbita que mi ser admira.
Ilumina por siempre mi aura;
Protege con tu ser, mi alma;
Regálame tu pasiva calma;
Y no me quites, ni un segundo, tu mirada.
Respladece en tu órbita conquistada.
Con la ausencia del dolor,
Y el olvido del rencor,
Sin la esencia amargada,
¡Ilumíname el corazón...!
Mantén la pasión firme,
Y resplandece el mundo con nuestro amor.

Silencio

Se hunde ante mis ojos
El dulce recuerdo
De tu muda belleza,
Y observo a mi antojo
Un vago esfuerzo
De perecer en una estrella.
Contemplo de reojo
Cómo se aleja un amor ya muerto
Lentamente, dentro de una botella;
Y dejo ahora en remojo
Las semillas de un posible esmero
Para un futuro sin destellos.
Ahora, cualquier sátiro y loco
Se cree el indicado y perfecto
Para amar a un cuerpo sin reflejo.
Éste ser que perdió un lucero
Yace agonizante sobre el concreto,
Deseando con finalmente poder
En su dulce estrella descansar y perecer,
Pacíficamente, de una buena vez.